El 25 de marzo pasado, el Dicasterio para la doctrina de la fe, dio a conocer un nuevo documento donde trata el tema de la dignidad humana: la Declaración Dignitas Infinita. Allí se retoma un argumento que (como la misma declaración señala), recoge una larga tradición de la Iglesia al vincular la dignidad humana directamente con la ontología, es decir, los seres humanos somos dignos por el hecho de ser humanos y no por los actos que podamos o no realizar (como pensar, relacionarnos, auto percibirnos personas o ser conscientes del sufrimiento), ni por los derechos otorgados por alguna institución o acuerdo social por universal que esta sea.
Quienes conformamos la Federación Internacional de Bioética Personalista (FIBIP) recibimos con alegría esta última enseñanza de la Iglesia que confirma todo un recorrido realizado por el cardenal Elio Sgreccia. Él a partir de una larga reflexión iniciada por San Agustin, Boecio, Santo Tomás De Aquino y retomada por Mounier, Maritain, Guardini y Karol Wojtyla, enriqueció la reflexión bioética de su tiempo con el personalismo ontológicamente fundado. De éste modo se retoma el camino de tantos documentos referidos a la dignidad de la vida humana (desde las alocuciones del Papa Pio XII a los agentes de salud, hasta Humanae Vitae, Iura et Bona, Evangelium Vitae, Donum Vitae, Dignitas Personae o mas recientes como Laudato Sii o Samaritanus Bonus).
Para cada uno de los centros de bioética personalista ontológicamente fundada así como para los académicos que constituimos la FIBP, la reciente declaración viene a confirmar tantos esfuerzos realizados así como las enseñanzas transmitidas en defensa de los derechos que acompañan todo el recorrido de la existencia del ser humano, desde el inicio de su existencia hasta el final natural.
Agradecemos al Santo Padre y al Dicasterio para la doctrina de la fe el hecho de dar a la Iglesia y al mundo un criterio objetivo, fundamento permanente, para defender la dignidad de todos los hombres sin distinción.
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